Texto científico,
critico y analítico
EL
CEREBRO ADICTO
Introducción: “Es
una enfermedad o falta de voluntad y depresión moral”
Como es que se
considera ahora una enfermedad del cerebro y no una falta de voluntad, asi como
los nuevos tratamientos para esta terrible enfermedad y la prevención de esta
enfermedad.
Desarrollo:
En la década de
1930 se pensaba que los adictos a cualquier tipo de droga tenían moralidad
deficiente y falta de fuerza de voluntad
para dejarlas provocando el castigo y el desapruebo de las personas alrededor del
adicto catalogándolos como inmorales y débiles.
Hoy en día se a
investigado mas y se a comprobado que esto es una enfermedad del cerebro. La doctora Nora Volkow rebelo que al observar imágenes cerebrales de
persona con influencia en las drogas encontró las causas físicas de cierta
dependencia diciendo "Esto nos
llevó a entender por qué los pacientes, aunque quisieran, no podían dejar las
sustancias por sí solos, sino que realmente necesitaban tratamiento"
La doctora Medina Mora determino que
esto eran características propias de una enfermedad del cerebro ya que las drogas
modifican la química, la estructura y
el funcionamiento de este órgano
Enfermedad crónica
“La adicción en una enfermedad que
progresa por etapas” puntualiza el doctor Ruben Baler,
En la primera etapa las personas las
utilizan para alcanzar una euforia, pero se vuelve enfermedad cuando las
utilizan de forma crónica y el cerebro se va adaptando a dicha droga y provoca
dependencia los primeros indicios son:
·
Consumir
la droga de manera regular
·
Imposibilidad
de dejarla
·
Gastar
mas de lo que tiene
·
Llegar
a robar o cometer actos delictivos graves para obtenerla
·
Sentir
que se necesita para funcionar cotidianamente
Algunas alteraciones
cerebrales son en el tallo cerebral que controla el ritmo cardiaco, la
respiración, el sueño. En la corteza cerebral, procesa
la información sensorial, permite planear, pensar resolver problemas,
tomar decisiones y el sistema límbico que
regula la alimentación y el sexo.
La mayoría de las
drogas interfieren con la actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que
desempeña un papel fundamental en las sensaciones de placer. "El cerebro
está condicionado a repetir conductas que permiten la supervivencia y las drogas
actúan produciendo una activación mucho mayor de la que ocurre en las
situaciones naturales de recompensa", explica la doctora Medina Mora.
"El cerebro pierde la capacidad de sentir placer por las recompensas
naturales, pues se acostumbra rápidamente a las dosis masivas" de dopamina
que se producen al consumir una droga, y lo hace reduciendo su producción
natural, o bien disminuyendo la cantidad de receptores que captan la señal de
este neurotransmisor. Así, cuando falta la droga el cerebro ya no cuenta con
dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente
placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión. "Cuando el
cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene
que usar más y más droga para obtener el mismo efecto", añade Rubén Baler.
Es decir, se desarrolla tolerancia a la droga. En el individuo que ha llegado a
esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con
síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de
sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte
En palabras de
Baler: "El cuerpo es uno, y lo que vemos como dependencia psicológica es
una manifestación de los cambios en el cerebro, que intenta adaptarse y manejar
niveles anormales de neurotransmisores". El consumo crónico de drogas
deteriora el autocontrol y la capacidad de tomar decisiones adecuadas. Según
Baler estas adaptaciones del cerebro a las sustancias llevan al ansia
incontrolable de utilizarlas aunque el individuo sepa que tienen consecuencias
catastróficas
Biología y ambiente
Como todo lo que
influye en nuestra salud física y mental, la propensión a las adicciones
proviene de varios factores biológicos y ambientales. "Los factores
genéticos más o menos explican 40 o 60% del riesgo total. El resto son factores
ambientales, sociales, culturales, dietéticos. Todo tipo de factores que no
entran en el biológico", señala Baler y agrega que no existen personas sin
riesgo genético absoluto. "No se trata de uno o cuatro genes que sean
malos". Tenemos miles de genes. A fin de cuentas, el que se manifieste el
comportamiento adictivo dependerá tanto de lo genético como del entorno. Así,
incluso si un individuo tuviera genes que propician el comportamiento adictivo,
si en su entorno no se usan drogas o si su comunidad de compañeros y amigos no
las consume, será muy improbable que el individuo desarrolle adicción
simplemente porque hay una interacción positiva y robusta entre la parte biológica
y la parte ambiental.
Con todo, Baler
indica que algunas personas pueden definirse como más vulnerables, pues tienen
un riesgo mayor de desarrollar una conducta de abuso de sustancias; son las
personas proclives a conductas de riesgo o a la búsqueda de novedades.
Dependencia física
Para que se
desarrolle una adicción importa igual lo adictiva que sea la droga, su
disponibilidad y lo aceptable que la considere la sociedad. La directora del
INPRF señala que el riesgo se puede medir en un laboratorio con modelos
animales. Por ejemplo, una rata de laboratorio es capaz de preferir la cocaína
al alimento hasta la muerte, pero esto no sucede con la nicotina. Sin embargo,
entre los humanos hay tres veces más adictos a la nicotina que a la cocaína y
esto tiene que ver con que la nicotina es más fácil de adquirir y su consumo es
más aceptado por la sociedad. En el caso del alcohol, otra droga de fácil
acceso y con amplia aceptación social, entre el 10 y el 15% de las personas que
beben desarrollan la dependencia. Uno de sus principales síntomas es el aumento
de la tolerancia; es decir, se necesita beber más para experimentar los efectos
deseados. La tolerancia se desarrolla muy rápido.
La primera vez que
bebemos el efecto es fuerte. Luego crece la tolerancia y aunque mucha gente
controla su uso, ese control se pierde en los adictos.
La adolescencia, factor de riesgo
"Toda la
parte del cerebro que es responsable del juicio, raciocinio y control de la
conducta se desarrolla hasta los veintitantos años", explica la doctora
Medina Mora. Como los adolescentes suelen tomar sus decisiones a partir de las
emociones y no del juicio y el raciocinio, es más probable que abusen de las
sustancias. El problema principal es que en esa etapa de desarrollo el cerebro
es mucho más vulnerable. "La adolescencia es una época en la que se están
desarrollando todas las conexiones y exponer el cerebro a las drogas a esa edad
tiene consecuencias mucho más dañinas", indica la especialista. Los daños
que causa la mariguana en el cerebro pueden ser reversibles en las personas que
la empiezan a consumir en la edad adulta, pero no hay evidencia de que lo sean
cuando el abuso comienza en la adolescencia. Las investigaciones sugieren que
en este caso las consecuencias duran mucho más. "Al reunir a todas las
personas que han estado expuestas una o más veces al uso de sustancias,
controlando todas las demás variables, hemos encontrado que quienes desarrollan
dependencia generalmente comenzaron a usar drogas dos años antes que aquellos
que no la desarrollaron. Y aunque el punto de corte son los 17 años, para el
caso de la mariguana tenemos el riesgo incrementado hasta los 26 años".
Esto significa, según la especialista, que los adolescentes no deben ni beber,
ni fumar, ni usar otras drogas "y que tenemos que trabajar con todas las
políticas públicas que nos ayuden a protegerlos".
En cuanto a los
usos medicinales de la mariguana la doctora Medina Mora señala: "Todo este
asunto de la mariguana medicinal realmente confunde a los jóvenes". Si
bien anteriormente pudieron exagerarse los daños que provoca, esto no significa
que sea una droga inocua. Asimismo, es un error pensar que, por ser un producto
natural, no hace daño. "La heroína y el opio también provienen de
productos naturales y causan una dependencia terrible".
Adicción sin sustancias
Un descubrimiento,
realizado por investigadores del Scripps Research Institute de California en
estudios con animales, en 2010, sugiere que los mismos mecanismos cerebrales que
participan en la adicción a las drogas aparecen en la compulsión de comer y el
consecuente desarrollo de la obesidad. En ambos casos el exceso puede provocar
una descompensación en el circuito de recompensa; en los comedores compulsivos,
los impulsa a buscar alimentos ricos en grasas. Esta similitud hace pensar que
muchas de las compulsiones, o conductas adictivas humanas (por ejemplo,
adicción al sexo y a los juegos de azar) podrían tener relación con
desequilibrios de dopamina o de otros neurotransmisores. Así, aunque en
principio estas conductas no sean adictivas, pueden llevar a la adicción.
Problemas mentales y vulnerabilidad
Otro grupo de
riesgo está formado por las personas que tienen algún tipo de padecimiento
mental, como bipolaridad o esquizofrenia. "Sabemos que existe un gran
porcentaje de comorbilidad (es decir, de presencia de dos trastornos
simultáneos: la adicción y una enfermedad mental)", dice Rubén Baler.
Aproximadamente 60% de las personas con problemas de abuso de sustancias tienen
también una enfermedad psiquiátrica.
La doctora Medina
Mora ilustra con el caso de un niño con problemas de ansiedad; por ejemplo, las
fobias que surgen más o menos a los siete años. Si este niño llega a la edad
adulta sin encontrarse con las drogas o con el alcohol, probablemente ya para
entonces podrá resolver su problema. No obstante, si en su adolescencia prueba
el alcohol y descubre que éste reduce la ansiedad, confundirá ese efecto con la
solución de sus problemas y será mayor el riesgo de que desarrolle dependencia.
Ya adulto seguirá teniendo el problema de la ansiedad y además una adicción. Es
importante identificar lo más pronto posible a la gente que padece enfermedades
psiquiátricas o, en general, que es más vulnerable a caer en adicciones.
El uso de drogas
como la mariguana en edades tempranas aumenta el riesgo de depresión. Algo
similar sucede con la esquizofrenia, cuyo riesgo aumenta entre una y siete
veces en quienes empezaron a fumar mariguana antes de los 25 años.
Consecuencias conductuales, familiares y
sociales
Todas las
adicciones pueden tener graves consecuencias para la salud y las relaciones
humanas y, por tanto, para el bienestar personal, familiar y social. Este
trastorno afecta varios circuitos cerebrales. "No solamente el circuito
que calcula la recompensa", dice Rubén Baler, "sino también los
relacionados con el aprendizaje, con la memoria, con el control de emociones,
con la toma de decisiones; son varios circuitos. Todos interactúan entre sí y
muestran una disfunción en el adicto". Asimismo, dependiendo de la
sustancia y del tiempo que se haya empleado, los efectos sobre la salud pueden
ir de enfermedades cardiovasculares, enfisema o cáncer, al desarrollo de
trastornos mentales irreversibles.
Siendo adicto se
corre también el riesgo de sufrir o infligir a otras personas algún daño no
intencional, o de incurrir en actos de violencia o delitos por influencia de
las drogas o de la abstinencia. La doctora Medina Mora señala que "las
drogas también son un problema social con muchas facetas porque tener un adicto
en la familia la modifica, afecta su calidad de vida y tiene un impacto
emocional, económico y social". Por esta razón se buscan enfoques de
tratamiento que permitan a las personas con adicción abandonar la sustancia,
pero al mismo tiempo que modifiquen, desde el aspecto bioquímico y conductual,
las causas que provocan y agravan su adicción. Para que un tratamiento sea
efectivo debe atacar por todos estos frentes. "Por ejemplo, hay que entrenar
de nuevo los circuitos neuronales que calculan las recompensas naturales: la de
la comida, la de salir con amigos, la del sexo. Todos los aspectos de la
recompensa natural que se volvieron disfuncionales en el adicto", señala
el doctor Baler.
Lo mismo sucede
con los circuitos relacionados con la voluntad (memoria, emociones, toma de
decisiones). "Cada uno de estos aspectos relacionados con las funciones
ejecutivas tiene que ser atacado de un modo distinto", dice Baler. Así,
algunos pueden recibir tratamiento con fármacos; otros requerirán terapias
cognitivo-conductuales o intervenciones motivacionales, entre otras terapias de
eficacia probada en las personas adictas y que también suelen combinarse con
fármacos. No obstante, añade Baler, "el mensaje importante es que la
adicción conlleva el desajuste de muchos circuitos, y que para tratar al adicto
deben tenerse en cuenta todas las disfunciones al mismo tiempo".
Por tanto, el
tratamiento debe definirse según la persona, el tipo de sustancia, el ambiente
en que vive y sus recursos, internos y externos. No se intenta resolver
únicamente el problema bioquímico, sino considerar al individuo y su contexto:
su familia y su lugar de trabajo. En definitiva, se requiere una terapia
multidimensional que procure entrenar nuevamente un cerebro que aprendió algo
totalmente anormal, pues la adicción, en última instancia, es una enfermedad de
aprendizaje.
Como la diabetes,
la adicción es crónica e incurable. Así, siempre se pueden sufrir recaídas.
Pero la probabilidad de recuperación es similar a la de la diabetes y puede
controlarse para mejorar la calidad de vida. En consecuencia, la recaída no
debe considerarse como el fracaso del tratamiento; sólo indica que éste tiene
que repetirse. La doctora Medina Mora señala que si entendemos que la adicción
es una enfermedad y que la recaída forma parte de ella, un tratamiento exitoso
no debe medirse sólo por la abstinencia, sino por la disminución de las
recaídas, así como de su gravedad y duración. "Esto realmente mejora la
condición de salud y los periodos de abstinencia incrementan la esperanza de
vida".
El mejor enfoque: la prevención
Pero para no
llegar a necesitar tratamiento Rubén Baler propone la prevención universal:
"Evitar todo lo que sabemos que es dañino y tratar de promover y enaltecer
lo que sabemos que es positivo". Entre los factores negativos se
encuentran, por ejemplo, los padres adictos, la pobreza extrema, la mala nutrición,
la falta de ejercicio, así como un ambiente que no sea confiable para los
chicos y, desde luego, un entorno de violencia. "Deben evitarse esas
actividades desafiantes, o de franca delincuencia", pues son factores de
muy alto riesgo. Baler añade que no es cuestión de magia. "Todo lo que
promueve un ambiente saludable por fuerza va a reducir el riesgo absoluto de
abuso de sustancias"
Y la doctora
Medina Mora agrega que "tenemos que trabajar para que se deje de vender
alcohol a los adolescentes", lo que sucede incluso en tiendas establecidas
que funcionan las 24 horas. También hay que frenar la disponibilidad de
inhalables y de cigarros sueltos. Proteger a los adolescentes de las drogas es
fundamental, "pues toda la evidencia de salud pública nos habla de un
riesgo mayor" en la adolescencia. Al documentar tanto la investigación que
ha realizado la doctora Nora Volkow como la que ha financiado el Instituto
Nacional de Psiquiatría se encontraron todos los elementos que definen la
adicción como una enfermedad tratable. Ahora la política pública debe reunir
esta evidencia científica, compartirla con la población y convertirla en una
convicción social
Conclusión
Las adicciones son
una enfermedad que puede o no ser mortal si no se trata correctamente.
También hay que
saber que es una enfermedad que se puede prevenir al momento de educar y de apoyar desde antes de la adolescencia,
para non caer en ningún tipo de adicción
También apoyar el
cambio de leyes para el consumo en adolescentes de drogas, así como la
conciencia en adultos de no proporcionarles
las drogas .
Mi punto de vista
El articulo lo escogí
porque es un tema muy importante y porque tengo 3 niños y vivo en una son donde
se ve el consumo de drogas a la vuelta, y en todos lados y el cuestiona miento de mis hijos de que son las
drogas y el porque no son buenas con todo esto de la legalización de drogas o
el simple permiso de que ciertas personas si lo puedan hacer.
Empecé escribir a
partir del tema tan interesante del saber porque ya es una enfermedad y no solo
un mala decisión de los jóvenes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario